MI OPINIÓN:
Últimamente he leído varios libros de literatura nipona. Desde siempre me ha resultado muy interesante la cultura japonesa, tan desconocida y tan lejana. Y todo el que me conoce sabe que, en lo que más fuerte he entrado en esa cultura, ha sido en su gastronomía...
"El mejor viaje de mi vida lo hice a aquellas tierras y estoy deseando poder volver."
Sinceramente cuando cogí este libro en la biblioteca, no conocía a la autora y había empezado a leer literatura japonesa, por lo que era prácticamente una neófita en la materia. Me llamó la atención (por muy frívolo que pueda parecer) por su portada. Una ilustración preciosa de Ana Oncina.
Yumoto nos cuenta la historia de Chiaki, la cual recibe la noticia de la muerte de la casera de la casa donde vivió cuando era niña, una casa a la que se mudaron su madre y ella cuando murió su padre y que está protegida por un enorme álamo.
Así, el viaje que traslada a Chiaki físicamente desde la ciudad donde reside ya de adulta a la casa donde creció, se convierte en un viaje a su infancia.
Y es cuando comienza a rememorar cómo su casera (una anciana a la que no le gustan los niños) tuvo que cuidar de ella cuando cayó enferma y su madre no podía dejar de ir a trabajar para cuidarla.
«Soporté en silencio aquellos insufribles días de edredón pesado, sopa infecta y tisana espantosa. No sabía sobre qué conversar con ella y creía que era mejor permanecer callada que meter la pata por hablar. Me sentía muy desanimada. Me pregunto qué pensaría ella. Tal vez se habría acabado de convencer de que no le gustaban nada los niños.»
«Soporté en silencio aquellos insufribles días de edredón pesado, sopa infecta y tisana espantosa. No sabía sobre qué conversar con ella y creía que era mejor permanecer callada que meter la pata por hablar. Me sentía muy desanimada. Me pregunto qué pensaría ella. Tal vez se habría acabado de convencer de que no le gustaban nada los niños.»
Y es entonces cuando la anciana le confiesa que tiene un cajón lleno de cartas que los vecinos escriben a sus seres que han fallecido para que ella se las lleve cuando muera.
Entonces Chiaki comienza a escribir cartas diariamente a su padre para con la esperanza de que la anciana se las haga llegar.
«Todos los días, al terminar las clases, salía disparada a la Casa del Álamo para llevarle a la casera la carta que había escrito la noche anterior. Cada vez qye le entregaba mi sobre donde se leía: “Para mi padre, de Chiaki”, se ponía de pie con un bufido por el esfuerzo, como si le causara una gran molestia. Tras advertirme que cerrara los ojos, guardaba la carta en el cajón.»
Y con esta historia sencilla y dulce, vemos las diferentes formas de afrontar la ausencia de un ser querido (bien por fallecimiento o porque un día dejen de estar en nuestras vidas) y cómo nos aferramos a ese último contacto con esa persona para decirle todo aquello que no hemos podido decir en vida.
Es una novela corta y muy sencilla de leer que nos muestra la forma tan diferente que tienen los japoneses de afrontar la muerte.
Tengo pendiente las otras dos novelas de la autora; "Los amigos" y "Viaje a la costa", que seguro que no pasa de este año el ponerme con ellas.
Lectura más que recomendable!
SOBRE LA AUTORA:
Kazumi Yumoto nació en Tokio en 1959 y en 1992 publicó su primera
novela, Los amigos (Nocturna, 2015), que fue un éxito de ventas y premios tanto en Japón (donde se llevó al cine dos años después) como en el resto del mundo. Desde entonces ha publicado varias novelas más, entre ellas La Casa del Álamo (1997; Nocturna, 2017), llevada al cine en 2015; La ciudad del sol poniente (2002; Nocturna, 2018) y Viaje a la costa (2010; Nocturna, 2016), cuya adaptación cinematográfica, a cargo de Kiyoshi Kurosawa, recibió en 2015 el premio Un Certain Regard a la Mejor Dirección en el Festival de Cannes.
(Bio: https://www.nocturnaediciones.com/libro/98/casa_alamo)
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