Hoy la cosa va de cine.
¡Me cago en Godard! - Pedro Vallín
He oído maravillas de este libro de Vallín. Le sigo desde hace tiempo en Twitter porque me parece una de las personas más lúcidas que escriben en esa red social (y eso, es decir mucho).
Críticos culturales de plumas avinagradas han sentenciado durante décadas que el cine de Hollywood oculta un maligno instrumento de adoctrinamiento colectivo. Una perversión subliminal que aliena a las masas y les inocula la ideología dominante. Semejante visión del cine comercial supone que la gente es imbécil. Que se la traga siempre. Entre cuencos de palomitas. Y encima, riéndose.
Pedro Vallín ha escrito un ensayo herético que defiende que no, que ni los superhéroes yanquis defienden la propiedad privada ni el cine de autor europeo transmite valores progresistas. Y que puestos a generalizar ocurre lo contrario: que el cine made in Hollywood es emancipador y que las producciones europeas acusan un sesgo burgués, ensimismado y autoindulgente.
¡Me cago en Godard! es un libro irreverente y con clara vocación de incordio. Su autor no se caga solo en Jean-Luc, sino que también lo hace en la elitismo condescendiente del establishment cinematográfico europeo, en los dogmas que identifican las películas estadounidenses con la derecha y en el mal llamado «placer culpable». Porque es absurdo sentirse un aliado del imperialismo por disfrutar de una película palomitera (o sentirse mejor persona por dormirse frente a una mala película indie).
En definitiva, Pedro Vallín ha querido firmar una defensa del goce en el cine, del humor y del pensamiento autónomo, es decir, su sentencia de muerte como crítico cultural de prestigio. Y los de Arpa encantados de ayudarle. RIP Vallín.
Si amaestras a una cabra, llevas mucho adelantado - José Luis Cuerda
No sé si fue cosa del destino, coincidencia, azar... pero compré la edición digital de este libro de Jose Luis Cuarda justo el día antes de su fallecimiento. Hablar de José Luis Cuerda es hablar de un filósofo y pensador, que ha hecho las veces de director de obras maestras de nuestra cinematografía.
«¿Quién no lleva una cabra dentro? Una cabra puede ser un disgusto, una obsesión, un objeto de deseo, un tesoro. Tarde o temprano, sentimos la necesidad de dialogar con la cabra que llevamos dentro y convencerla de que entre en vereda. Y el animalico lo hace, se aviene. Se producen entonces en nuestras vidas momentos radiantes, de conformidad luminosa. Así, empecé yo hace unos meses, a escribir los textos que dan cuerpo a este libro. El milagro de convertir en letras, palabras o frases lo que fragua el pensamiento-cabra se produce con la doma de las ideas-cabras.
»Amaestrada la cabra, sujeta a norma escrita y dibujada, uno, en esta feria del mundo, la exhibe sin escalera y sin látigo. Y por si caen unas perras en la boina.»
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