MI OPINIÓN:
Llegué a este libro (como a tantos otros), gracias a la recomendación de Mónica Gutierrez Artero (cuando quiero leer una novela "feelgod", de lectura fácil ingeniosa y que pueda disfrutar dejándome un buen sabor de boca, acudo a su blog a ver alguna de sus recomendaciones).
Cuando fallece Lavinia Thorndyke, deja en herencia su librería en Londres a Possy, que trabaja en ella y vive en el piso de arriba con su hermano desde que fallecieron sus padres.
“Y además, sea como sea, nunca se pueden tener demasiados libros”.
Pero la herencia, tiene condiciones, ya que si el negocio no despega en un par de años, pasará a manos de su nieto Sebastian, que podrá disponer del local para lo que quiera. Por eso, se pasa continuamente por el negocio dando ideas y sacando de quicio a Possy.
Me ha encantado la novela porque está repleta de referencias literarias (si andas despistada, te las pierdes).
Además, los diálogos rápidos e ingeniosos entre los dos protagonistas y la variedad de personajes que nos encontramos, así como el sentido del humor tan "british", hace que haya disfrutado muchísimo con la lectura de esta novela.
"—¿Te apetece tomar algo?
—Un café. Grano de Sumatra si tienes. Si no, peruano.
—¿Tengo pinta de ser un Starbucks?
—No, la verdad es que no. Si esto fuera un Starbucks, Sanidad lo habría cerrado hace meses."
Recomiendo su lectura ya que es muy sencilla de leer y te dejará un maravilloso sabor de boca.
SOBRE LA AUTORA:
Annie vive en un apartamento diminuto de Londres, el cual está lleno de pilas de libros. Sus dos grandes pasiones son las novelas románticas y Mr. Mackenzie, su gato británico de pelo corto.
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